miércoles, 11 de diciembre de 2013

CORROSIÓN ATMOSFÉRICA

CORROSIÓN ATMOSFÉRICA


UNO de los factores que determina primariamente la intensidad del fenómeno corrosivo en la atmósfera es la composición química de la misma. El S02 y el NaCl son los agentes corrosivos más comunes de la atmósfera. El NaCl se incorpora a la atmósfera desde el mar. Lejos de éste, la contaminación atmosférica depende de la presencia de industrias y núcleos de población, siendo el contaminante principal por su frecuencia de incidencia sobre el proceso corrosivo el dióxido de azufre (S02), proveniente del empleo de combustibles sólidos y líquidos que contienen azufre.

PROCESO DE CORROSIÓN ATMOSFÉRICA
La corrosión atmosférica es la causa más frecuente de la destrucción de los metales y aleaciones.
El mecanismo de corrosión es de naturaleza electroquímica. El electrolito es una capa de humedad sobre la superficie del metal cuyo espesor varía desde capas muy delgadas (invisibles) hasta capas que mojan perceptiblemente el metal. La duración del proceso de corrosión depende sobre todo del tiempo durante el cual la capa de humedad permanece sobre la superficie metálica.
Como el mecanismo de corrosión es electroquímico, su característica principal es la presencia de un proceso anódico y otro catódico, con un electrólito de resistencia óhmica determinada.
En el proceso anódico el metal se disuelve en la capa del electrolito, en la cual la concentración se eleva hasta la precipitación de un compuesto poco soluble.
En el proceso catódico, bajo la capa de humedad, la mayoría de los metales expuestos a la atmósfera se corroen por el proceso de reducción de oxígeno.
La resistencia óhmica entre las zonas anódica y catódica de las minúsculas pilas de corrosión que se distribuyen sobre el metal es grande cuando el espesor de la capa de humedad es pequeño.
La corrosión atmosférica puede ser clasificada en:
a) Corrosión seca. Se produce en los metales que tienen una energía libre de formación de óxidos negativa.
b) Corrosión húmeda. Requiere de la humedad atmosférica, y aumenta cuando la humedad excede de un valor crítico, frecuentemente por encima del 70%.
c) Corrosión por mojado. Se origina cuando se expone el metal a la lluvia o a otras fuentes de agua.

FACTORES QUE AFECTAN LOS PROCESOS DE CORROSIÓN ATMOSFÉRICA
La acción conjunta de los factores de contaminación y los meteorológicos determinan la intensidad y naturaleza de los procesos corrosivos, y cuando actúan simultáneamente, aumentan sus efectos. También es importante mencionar otros factores como las condiciones de exposición, la composición del metal y las propiedades del óxido formado, que combinados entre sí influyen en los procesos de corrosión.
Humedad relativa
La humedad relativa es el porcentaje de vapor de agua en el aire a una temperatura dada en comparación con el valor de saturación ó máxima solubilidad de agua que puede estar presente a esa misma temperatura. Se expresa porcentaje a esa misma temperatura. Un valor de humedad relativa del
100% indica máxima saturación de agua en la atmósfera y se denomina como el punto de rocío.
Se ha comprobado que este factor es de gran importancia en la corrosión atmosférica ya que esta ocurre por un proceso electroquímico. Las millones de
micro-zonas de zonas catódicas presentes en un material metálico necesitan de un electrolito a fin de establecer el contacto eléctrico correspondiente necesario para que ocurra el intercambio de electrones asociados en un proceso corrosivo.
La corrosión atmosférica es significativa a partir de un cierto valor de humedad relativa esto es, hay un valor CRITICO de unidad relativa para cada metal, por ejemplo, en el caso de hierro, así la humedad relativa es MENOR al 60%, entonces no hay corrosión atmosférica
Efectos de los iones cloruro (c1-) en la atmosfera.
Los cloruros contenidos en el salitre son los grandes responsables del gran nivel de corrosión de los materiales metálicos en ambientes marinos ya que:
Los productos de corrosión formados entre el metal y el ión cloruro son MUY solubles en agua en comparación con la herrumbre formada sin iones cloruros. Lo anterior indica que la capa de productos de corrosión formadas en ambientes salinos NO tenderá a proteger al metal ya que tiene a disolverse con la humedad condensada y/o el agua presente, exponiendo metal fresco al medio ambiente respectivo.

GASES EN LA ATMOSFERA (SO2 ó SO3)
En el caso de SO2 ó de SO3 (productos de combustión), se ha comprobado experimentalmente que atmósferas con dicho gases son mas corrosivas que en el caso de atmósferas “Limpias”. En el caso de aceros, por ejemplo, la corrosión aumenta considerablemente si la concentración de SO2 supera los 0,1 mg/m3. También se observa un mayor deterioro de los recubrimientos y pinturas al aumentarse el nivel de SO2 ó de SO3.
La combinación entre SO2 y la humedad relativa alta es desastrosa para la vida de aceros al carbono y de hierro. Se ha determinado que la velocidad de corrosión del hierro recubierto de oxido en una atmósfera lo suficientemente húmeda aumenta con el contenido de compuestos de azufre en la herrumbre; mientras que en un oxido pobre en dichos compuestos, la corrosión progresa relativamente despacio a aun a humedades relativas cercanas al punto de saturación.

Cantidad de partículas contaminantes en la atmosfera
Por contaminantes sólidos en el aire se tienen al polvo, hollín y a la tierra.
Además del efecto visible de los contaminantes atmosféricos al ensuciar las superficies metálicas, las partículas de carbón, polvo, tierra y/o arena tienden a retener la humedad y sales, lo cual conduce a una mayor corrosión o deterioro del material al depositarse sobre la superficie del mismo, en comparación con la misma superficie pero limpia de sólidos.
El efecto primordial de los contaminantes sólidos es el de disminuir el nivel crítico de humedad relativa a la cual se inicia la corrosión atmosférica. En el caso del hierro, si este está sucio, la corrosión atmosférica, comienza a valores menores al 60% que viene a ser el valor critico cuando el material esta limpio.
Los contaminantes sólidos o “sucio” en lugar de “proteger” el material al escudarlo de la atmósfera, tiende a aumentar la corrosión del mismo al retener una mayor cantidad de cloruro y/o de agua sobre la superficie metálica.

Velocidad y dirección del viento
El viento arrastra o transporta polvo, arena, carbón, sucio, etc., lo cual  puede representar un efecto erosivo o desgastante que tiende a disminuir drásticamente la vida de pinturas, de recubrimientos y de los materiales metálicos mismos.
Aquellas superficies metálicas que reciben el viento en forma directa son las que deben ser mantenidas más frecuentemente y deben poseer un buen espesor de recubrimientos. También debe diseñarse el equipo o estructura o instalación de tal forma que se “escuden” los materiales metálicos del viento predominante. En aquellas zonas de mayor viento deben usarse recubrimientos y materiales metálicos más resistente en comparación con zonas muy alejadas de la playa y/o donde el viento no arrastra sales, sucio, etc.

Frecuencia de las lluvias
Las lluvias pueden contribuir a aumentar la corrosión atmosférica o pueden  disminuirla, todo depende del grado de contaminación sobre las superficies metálicas respectivas.
En atmósferas salinas (marina), donde hay una gran contaminación sólida, la lluvia, aunque trae consigo el agua (electrolito), tiende a “lavar” las superficies y a eliminar una gran cantidad de sal o de sucio, lo cual disminuye la conductividad eléctrica del electrolito sobre los metales y de allí que disminuye la corrosión.
Si la atmósfera es rural o urbana, entonces la lluvia puede contribuir a aumentar la corrosión ya que no tienden a “lavar” las superficies metálicas respectivas porque no hay sal, pero si proporciona el agua para aumentar la corrosión correspondiente. Si hay una gran cantidad de sulfuros y sulfatos, típico de una atmósfera industrial o una urbana con una gran densidad de vehículos automotores, la lluvia disminuye la velocidad de corrosión al servir de “lavado” de las superficies metálicas respectivas.
Todos los factores antes mencionados, contribuyen decisivamente en la corrosión atmosférica, sin embargo, hay otros parámetros, no dependientes de la naturaleza, que poseen un gran peso en la velocidad de corrosión de materiales metálicos expuestos a la atmósfera. Estos parámetros, dependientes del hombre, son los siguientes: el diseño de la estructura, (si se permite la entrada del viento marino o hay sitios donde se acumule el electrolito y no puedan ser lavados frecuentemente entonces se busca la corrosión, se PERMITE la corrosión), una mala selección y/o aplicación del recubrimiento o pintura y un programa de mantenimiento mal diseñado desde el punto de vista de la corrosión.